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Las olas los cubrieron,
    se hundieron como piedras en lo más profundo.

»¡Oh SEÑOR! Tu mano derecha
    es gloriosa y fuerte.
¡Oh SEÑOR! Tu mano derecha
    despedazó al enemigo.
Con tu gran poder aplastaste
    a los que se enfrentaron contigo.
Tú siempre le ganas a tus enemigos y los despedazas;
    tu furia los quema como el fuego a la paja.

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